¿Alguno de vosotros ha sentido estos días emociones como enfado, tristeza, incertidumbre, alegría, duda, miedo…? Pues nuestros hijos es posible que también lo hayan sentido, aunque algunos no hayan sido capaces de ponerle el nombre.
¿y cómo te has enfrentado a ello? ¿Con gritos, castigos, sin paciencia? ¿O desde la comprensión, la empatía y la amabilidad?
Aquí tienes cuatro tips básicos en Disciplina Positiva para educar a nuestros hijos:
1.- ¿Eres amable y firme al mismo tiempo? ¿Respetuoso y motivador? Debemos atender las necesidades de nuestros hijos, ¡ojo! esto no implica ceder en todo lo que nos piden. Para comprobar que actuamos como debemos podemos imaginarnos que en lugar de hablar con nuestro hij@ hablamos con un invitado. ¿Le dirías algo así como: “¡Ala, qué torpe eres! Ya se te ha caído la leche y me has manchado la alfombra.” ¿A que no? A ellos tampoco les gusta.
2.- ¿Has conseguido que sientan que pertenecen y que son tenidos en cuenta dentro de la familia? ¿Sienten que son importantes y significativos dentro del hogar? Quizá sea bueno que todas esas normas tan necesarias para la convivencia, sean consensuadas por todos. Así al participar en la toma de decisiones las sienten suyas y no tendrán tantas ganas de saltárselas.
3.- ¿Tienes la suficiente paciencia como para ver que nuestros esfuerzos como padres tienen su fruto a largo plazo? El castigo tiene efectos inmediatos pero no se mantienen en el tiempo. Como dice Jane Nelsen: “¿De dónde hemos sacado la loca idea de que para hacer que los niños se porten mejor primero debemos hacerlos sentir peor?”. Si aún así, sientes la necesidad de ponerlo debe cumplir las siguientes características: que sea inmediato, proporcionado al hecho en cuestión, conocido por el niño antes de su comportamiento equivocado y adecuado a su edad, tanto por su formato, como por su duración e intensidad.
4.- ¿Consideras los errores como una gran oportunidad de aprendizaje? Nos enseñan habilidades de vida y sociales como respeto, interés por los demás, responsabilidad, cooperación, capacidad para resolver problemas… Tradicionalmente, los errores, se han considerado “malos”, que no debemos cometerlos, que el que los comete es inadecuado y fracasado y que debíamos esconderlos para que nadie se enterase. En disciplina positiva aplicamos las tres “R” de recuperación, que consisten el Reconocer el error con un sentimiento de responsabilidad en lugar de culpa, Reconciliarse con la persona que dañamos y por último, Resolver el problema cuando sea posible trabajando juntos para solucionarlo.
De esta manera, el error cobra un nuevo sentido. Al cometerlos obtienes experiencias, desarrollas tu capacidad autocrítica, alcanzas mayor responsabilidad, generas humildad en tu personalidad, pierdes el miedo a equivocarte y te permites tener iniciativas nuevas sin rendirte, adquieres empatía con los demás puesto que todos nos equivocamos y por último intentarás no tropezarte de nuevo en la misma piedra.
Siempre que corrijas a tu hijo, hazlo sobre su comportamiento nunca sobre su esencia, su identidad, su ser. Mira a tu hijo con amor incondicional. Frases como “déjame ahora que estoy muy enfadada contigo” o “como no le has dado un beso, no te voy a querer” son muy dañinas y por supuesto muy irrespetuosas con el niño. Debe sentir, y saber que sus padres le quieren por encima de su comportamiento, actitud o conflicto.
Esperanza Velilla
Coordinadora EINEC del Programa Coaching para Escuelas
Coach Educativo,Experta en Disciplina Positiva para familias y PNL