AUTORA : BEATRIZ HERRERA ( Maestra especialista en Educación Primaria y alumna de EINEC, del Master Trainer en Neurocoaching Educativo)
Las 8 habilidades que debe tener un profesor-coach son:
-Saber hacer preguntas poderosas. Cuando un Coachee asiste a las sesiones de Coaching, al principio, sobre todo, tiene que darse cuenta de que no puede quedarse anclado en sus pensamientos, que tiene que estar activo y llegar al lugar que quiere llegar.
Para ello, el coach, debe hacerle ver que tiene que marcarse un objetivo para llegar a su meta. Un ejemplo importante, es hacer preguntas para marcar tiempos: ¿Cuándo llevarás a cabo tu acción para conseguir tu objetivo? ¿Qué necesitas? ¿Qué harás para conseguirlo?
–Empatizar a través del Rapport. En la técnica del Rapport, tiene mucha importancia el lenguaje no verbal. Una acción interesante y que puede hacer entender al alumno que su actitud no es la adecuada, es hacer de “espejo”: copiar sus posturas y representarlas, además de sus gestos; cuando vemos en otras personas ciertas actitudes, posturas y gestos, nos damos cuenta de que no son lo más correctos para conseguir hechos positivos.
Ejemplo: El alumno está enfadado porque su profesor de educación física no le ha elegido como capitán y está reacio a sentarse adecuadamente, tiene el gesto torcido… Si nos sentamos enfrente de él y realizamos los mismos gestos se terminará dando cuenda de que su actitud no es adecuada.
–Escuchar activamente. Todos necesitamos sentirnos escuchados, y más, cuando estamos bloqueados.
Pero no solamente vale con sentarte al lado de una persona y que ésta te cuente sus cosas; ella debe saber que la estás escuchando, y para ello, debemos asentir ante sus palabras, reconfortarle en la medida que sea posible, apoyarle…
Ejemplo: Un profesor le ha dicho a un alumno que no suele estudiar mucho que no le corrige el examen porque se ha dado cuenta de que ha copiado de un compañero; no ha sido así, porque esta vez sí que se lo ha preparado, y no ha necesitado copiar. Tenemos que hacerle ver que le creemos, y que intentaremos hablar con nuestro compañero. No debemos perder la ocasión de que confíe en nosotros, porque su actitud será distinta.
-Reformular y generar respuestas empáticas. Si parafraseamos lo que él dice, y le damos nuestra aprobación, le será de gran ayuda sus palabras, como por ejemplo decirle: “entiendo por lo que estás pasando, aquí me tienes para lo que quieras…”.
Ejemplo: Una alumna, que sabemos que está viviendo un proceso de divorcio de sus padres, tiene que saber que estamos ahí para todo lo que necesite, y que aunque la situación es dura, sus padres siempre van a estar allí para ella.
-Utilizar recursos de personalización-normalización. Cada alumno debe ser consciente de que lo que él vive y siente, solo él, puede definirlo de la manera que lo siente: puede que a nosotros no nos parezca para tanto, pero es que nosotros no estamos dentro de su cuerpo y no sabemos realmente las sensaciones ni sentimientos que lo producen. También debe normalizarlo, como algo que puede ocurrir, y sobre todo que debe afrontar para cambiar aquello con lo que no se siente bien, para cambiarlo.
Ejemplo: Un alumno que no acepta que tiene que llevar gafas, porque siempre se han reído de los que las llevaban, tienen que ponerse en el lugar de los demás, y normalizar no solamente que va a llevar gafas ya durante un tiempo al menos, sino que tiene que verlo como algo natural y un complemento necesario para las personas que las llevan necesitando más tiempo, y a las que no ha tolerado en otros momentos.
–Confrontar. Debemos sacar a los alumnos de su zona de confort, para que tengan recursos y diferentes maneras de poder solucionar aquellos baches que pueden surgir durante el camino. Es importante que sean conscientes, y que den posibles procedimientos a esos hechos. Llegada una edad, se hace más difícil hablar en público, ya que tenemos vergüenza a hacer el ridículo. Tenemos que quitarle toda la formalidad al hecho, y hacerle ver que tiene que aceptarlo porque además, sabe hacerlo muy bien, y darle estrategias para que sepa afrontar cualquier equivocación, o cualquier fallo. Sus compañeros y profesores suman, no restan.
-Inducir a la acción. Debemos lograr que realicen un Plan de Acción, como por ejemplo: tengo una celebración de cumpleaños de mi abuela el fin de semana a la que no puedo faltar, y el lunes tengo examen a 3ª hora.
Es bueno darle herramientas y dotarle de actitudes para que sea capaz de elaborar un plan de acción para poder asistir a la fiesta de cumpleaños, y poder estudiar también. De esta manera, entenderá que si te organizas bien, puedes hacer más de una cosa en un periodo de tiempo.
-Dar y recibir feed-back. Se debe dar opinión de una actividad hecha, de un comportamiento, de cualquier cosa, pero no de cualquier manera. Debemos hacerlo de manera positiva, y para que le sirva de aprendizaje, al igual que él debe darlo, para que también sepa ponerse en el lugar de los demás, y ser objetivo con las tareas y funciones de los demás.
Si los alumnos cambian el rol y se ven como profesores, entenderán que no es por un lado, fácil ser profesor y ser justo, y por otro, tan difícil, ya que los profesores no van “a por ellos”, sino que lo que quieren es que aprendan y avancen.
El coaching es una GRAN BAZA con la que contamos los maestros y maestras para el desarrollo integral de nuestros discentes. Aprovechémoslo, ya que de esta manera normalizaremos acciones que nos benefician a todos en el día a día.